Con el 98,98% de los votos contabilizados, la coalición de centroderecha Alianza Democrática (AD) y el oficialista Partido Socialista experimentan un empate técnico en los comicios parlamentarios de este 10 de marzo en Portugal. El partido Chega, de extrema derecha, quedó como la tercera fuerza política en el escrutinio. Centroderecha y socialistas obtuvieron alrededor del 29% de los votos, pero es posible que el ganador no se confirme este domingo, ya que los votos del extranjero se contarán en los próximos días. De esta votación, para renovar los 230 escaños del Parlamento, tiene que salir un Gobierno que sustituya al del socialista António Costa, quien renunció en noviembre.

Alianza Democrática (AD) y el Partido Socialista (PS) portugués protagonizan un empate técnico, con alrededor del 29% del electorado para cada uno, en las elecciones legislativas anticipadas de este domingo 10 de marzo. En tercer lugar, se ubicó el partido de extrema derecha Chega, que contó con un sorprendente 19% del apoyo electoral, cuando hay escrutado un 98%:

Con el 98,98 % del cómputo terminado, AD, liderada por Luís Montenegro, tiene el 28,71 % de los sufragios y 71 escaños, mientras que el Partido Socialista (PS), encabezado por Pedro Nuno Santos, tendría 28,67 % de los votos y 71 asientos.

Aunque no estaba claro el resultado final, dados los datos tan apretados, el candidato del Partido Socialista (PS) de Portugal, Pedro Nuno Santos, concedió la noche del domingo la victoria a la coalición AD y afirmó que va a encabezar la oposición.

A pesar de la diferencia tangencial entre nosotros y AD sin menospreciar los votos de los círculos electorales de nuestras comunidades, todo indica que el resultado no permitirá al PS ser el partido más votado», dijo Santos en su comparecencia en un hotel de Lisboa, cuando con el 98,98 % del voto escrutado hay un empate técnico entre el PS y AD.

Tras la repentina dimisión del primer ministro socialista, Antonio Costa, Portugal se enfiló a unas elecciones parlamentarias anticipadas en la que la centroderecha ganó terreno. Aunque la verdadera sorpresa es el alarmante crecimiento de la extrema derecha en la preferencia popular de los portugueses.

Aunque la tasa de participación en estas elecciones no fue particularmente alta, con solo alrededor del 65% del electorado llamado a las urnas ejerciendo su derecho de voto, sí fue significativamente mayor a la registrada en los comicios de 2022 (51,5%).

La publicación de resultados ha cambiado repentinamente conforme avanza el porcentaje de boletas escrutadas. Con casi 96% del voto contabilizado, AD llevaba la delantera por un corto margen del 1%, después, con 98% escrutado, se declaró un empate entre la centroderecha y el Partido Socialista.

y con el 98,7% ya revisado, era el Partido Socialista el que tenía una ligera ventaja sobre AD.

Las elecciones llegan después de la sorpresiva renuncia de Antonio Costa como líder del Gobierno portugués, en noviembre pasado, tras 8 años ostentando el cargo.

El ahora exmandatario renunció luego de que el jefe de su gabinete fuera objeto de una exhaustiva investigación judicial por un caso de corrupción que, aunque no señala a Costa directamente, afectó su credibilidad para seguir.

El auge de la extrema derecha complica la composición parlamentaria

Los apretados resultados de la jornada electoral portuguesa dejan un panorama difícil para las tres principales representaciones políticas, que tendrán un largo camino de negociaciones y posibles acuerdos para poder formar un gobierno estable.

El líder de Chega, Andre Ventura, agradeció a los seguidores del partido por sus votos, expresando que «es el fin del sistema bipartidista» en el país y agregó que su coalición se encuentra «preparada para formar parte del gobierno». Tanto AD como el Partido Socialista han rechazado la idea de formar gobierno con Chega.

Ante las presiones económicas y de vivienda que enfrenta Portugal, aunado al creciente fenómeno de la extrema derecha a lo largo del continente europeo, Chega suena como una alternativa viable para todos aquellos ciudadanos que dejaron de creer en las estructuras de gobierno actuales. Aunque otros alertan sobre la peligrosidad de estos movimientos.

«Estamos viendo movimientos muy extremistas en toda la Unión Europea y todos debemos tener mucho cuidado,», sentenció Sonia Ferreira, votante capitalina de 55 años, que reafirmo la necesidad continental por «poner un alto» a estos movimientos.

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