En el sur de Italia se llevará a cabo la edición de este año de la cumbre del G7, del 13 al 15 de junio. Junto a sus invitados –como el papa Francisco, quien asistirá a una reunión de este tipo por primera vez–, el grupo de países abordará una agitada agenda que incluye la guerra en Ucrania, el conflicto en Gaza, la migración, el desarrollo y la economía. Todo esto a pocos días de haberse llevado a cabo las elecciones europeas, que sin duda harán parte del debate.

Una de las reuniones más importantes para la geopolítica mundial está por empezar. Se trata de la reunión anual del Grupo de los Siete (G7), el foro que reúne a las economías más industrializadas y que, año tras año, evalúa la agenda internacional en términos de economía y política.

En la edición de este año, que va del 13 al 15 de junio, Italia es el país anfitrión. El país europeo acogerá a sus compañeros miembros del G7: Estados Unidos, Japón, Canadá, Alemania, Francia, Reino Unido y la Unión Europea –miembro de facto del grupo–.

Además, como es costumbre, el país anfitrión puede invitar a otros Estados, organizaciones o personajes de la escena geopolítica internacional a ser parte de la cumbre.

Este año, Italia le da la bienvenida al papa Francisco, al rey de Jordania, y a líderes de países de todas las latitudes, entre ellos Ucrania, India, Brasil, Argentina, Turquía, Emiratos Árabes Unidos, Kenia, Argelia, Túnez y Mauritania.

A la reunión, que tendrá lugar en la región sureña de Apulia, también asistirán personajes como el secretario general de Naciones Unidas y los jefes del Banco Mundial, del Fondo Monetario Internacional, del Banco Africano de Desarrollo y de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

Con dos guerras ocurriendo en simultáneo, la expectativa frente al nuevo Parlamento Europeo y múltiples desafíos económicos, el G7 y sus acompañantes deberán analizar una variada lista de pendientes que urgen de atención.

¿Cuál es la agenda a abordar?

Tras dos años de guerra, el conflicto en Ucrania sigue siendo uno de los principales temas en la escena geopolítica. Se espera que los líderes centren su atención en poder llegar a un acuerdo en el que se establezca cómo aprovechar las ganancias generadas por los activos rusos congelados en Occidente y utilizarlos para Ucrania.

A propósito de la guerra en suelo ucraniano, el presidente estadounidense, Joe Biden, firmará este jueves 13 de junio un nuevo acuerdo de seguridad con Ucrania para garantizar el apoyo de Estados Unidos al país a largo plazo, todo esto en paralelo a la cumbre del Grupo de los Siete.

Según las declaraciones de Jake Sullivan, asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, el apoyo estadounidense «durará mucho tiempo en el futuro, particularmente en el espacio de defensa y seguridad”.

A pesar de que el funcionario no dio muchos detalles, sí indicó que con ese acuerdo Washington espera que Kiev implemente ciertas reformas y, al tiempo, poder supervisar el armamento que le suministra a las fuerzas ucranianas.

Sullivan también arremetió contra Moscú:

“al firmar esto también estaremos enviando a Rusia una señal de nuestra determinación. Si Vladimir Putin cree que puede sobrevivir a la coalición que apoya a Ucrania, está equivocado», señaló el funcionario.

Los anuncios en favor de Ucrania previo a la cumbre no han venido solo de parte de Estados Unidos.

Según la oficina del primer ministro británico, Rishi Sunak, el funcionario anunciará más de 300 millones de dólares en asistencia a Ucrania para apoyar las necesidades humanitarias, energéticas y de estabilización para Kiev.

«Debemos ser decisivos y creativos en nuestros esfuerzos para apoyar a Ucrania y poner fin a la guerra ilegal de Putin en este momento crítico», aseguró Sunak antes de la cumbre.

La guerra en Gaza también será abordada, en un momento en el que los esfuerzos de varias naciones están dirigidas a lograr un cese el fuego en el enclave palestino entre Hamás e Israel.

Los esfuerzos liderados por Estados Unidos y varios países de Oriente Próximo han hecho que el plan de tregua ya cuente con la aprobación del Consejo de Seguridad de la ONU y la respuesta del grupo palestino islamista Hamás, que vela por el cese definitivo de la ofensiva israelí, la reconstrucción de Gaza y la retirada de las tropas israelíes. Tras 8 meses de guerra, más de 37.000 personas han muerto en el enclave, según el Ministerio de Salud gazatí. 

África también será parte de las conversaciones de las potencias en Italia. Se espera que los líderes y partícipes de la cumbre discutan sobre ese continente, la crisis climática y el desarrollo de los países africanos. A su vez, también tendrán lugar temas como la seguridad económica, las fuentes energéticas del mundo, el Indopacífico y los debates sobre inteligencia artificial liderados por el papa Francisco.

La edición del diálogo del G7 de este año es antecedida por las elecciones europeas del 9 de junio, en las que hubo un auge de la extrema de derecha en algunos países, decisiones de último minuto –como la disolución de la Asamblea Nacional francesa y la renuncia del primer ministro belga– y el perfilamiento de los candidatos que se preparan para liderar el bloque.

Italia: anfitrión de líderes mundiales y receptor de migrantes

Además de acoger la larga lista de actores geopolíticos mencionada anteriormente y en cabeza de la primera ministra del país, la ultraderechista Giorgia Meloni –quien salió victoriosa en los comicios europeos–, Italia es un punto clave del tránsito migratorio por la ruta del mar Mediterráneo.

Al país llegan con regularidad migrantes provenientes en su mayoría de África, que naufragan en aguas mediterráneas y son rescatados por diversas organizaciones benéficas como Médicos SinFronteras. Prueba de ello es la isla de Lampedusa, a la que incluso llegan restos de personas que no pudieron completar su viaje y perdieron la vida en el mar.

Ante esto, Italia, liderada por la extrema derecha de Meloni, ha aprobado leyes migratorias más estrictas y restricciones a las organizaciones benéficas que operan en las costas del país. A su vez, el Gobierno italiano también ha instado a países de origen como Túnez y Libia a hacer más para regular el flujo migratorio.

No obstante, la migración no solo representa problemas para los países de acogida. La población migrante emprende un viaje que no sabe si va a terminar. De acuerdo con Naciones Unidas, en el Mediterráneo central se han registrado más de 20.000 muertes y desapariciones desde 2014, lo que ha convertido esta ruta en el cruce de migrantes más peligroso del mundo.

La crisis migratoria que enfrenta no solo Italia sino toda Europa también se refleja en cifras de asilo y acogida.

En 2023, se registró la cifra más alta desde 2016 de solicitudes de asilo a países de la Unión Europea y algunos otros del continente: 1,1 millones de personas. Es por eso que se espera una respuesta o una hoja de ruta de los países partícipes de la cumbre para hacer frente de manera contundente a la crisis migratoria.

Con Reuters, EFE

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