La Paz, Bolivia – Los incendios en Bolivia arrasaron más de cuatro millones de hectáreas en la Amazonia y otras zonas forestales del oeste del país donde se teme una catástrofe ambiental similar a la del 2019, cuando se quemaron alrededor de 6,5 millones de hectáreas, según reportes basados en informes satelitales y de autoridades regionales.

Como cada año, el fuego fue provocado por los productores agropecuarios para limpiar tierras destinadas a sus cultivos, pero se ha vuelto incontrolable debido a la extrema sequía que vivió el país en esas regiones.

De los 4,1 millones de hectáreas, alrededor de 2,6 millones corresponden al departamento de Santa Cruz de la Sierra y 1,4 millones al Beni, ambas regiones fronterizas con Brasil, informó la privada Fundación Tierra, que basa sus informes en los datos de los satélites del sistema europeo Copernicus y de la NASA.  

También hay incendios menores en los departamentos de La Paz, Pando, Cochabamba y Tarija y espesas humaredas que han provocado la suspensión de vuelos en las ciudades de Cobija, capital pandina, y Trinidad, capital beniana, donde la visibilidad, según las autoridades, se ha reducido a solo 200 metros. La humareda también ha llegado a La Paz, sede del Gobierno y situada en la zona andina.

“Los incendios han superado los del 2023, del 2022, del 2021, los del 2020 y lamentablemente podemos llegar a un desastre como el vivido el 2019 porque con el cambio climático tenemos una sequía extrema, con varios municipios cruceños declarados en desastre por sequía”, dijo a France 24 el coordinador del Comité de Operaciones de Emergencia Departamental (COED) de la región de Santa Cruz, Jhonny Rojas.

Agregó que la falta de lluvias, la biomasa acumulada y “la gente irresponsable que no debe quemar y lo está haciendo” han complicado mucho la situación en Santa Cruz.

Agregó que los incendios se agravaron en julio en los parques nacionales Noel Kempff Mercado y Otuquis, que son reservas de biodiversidad, pero que actualmente la peor parte la lleva el Área Natural de Manejo Integrado (ANMI) San Matías, donde más de 2 millones de hectáreas, igual al 65 % de su territorio, han sido destruidas.

Según Rojas, actualmente en Santa Cruz hay 54 incendios, lo que hace temer que hasta octubre se quemen solo en esa región hasta 4 millones de hectáreas.

“Han afectado fauna, biodiversidad y ponen en riesgo vidas humanas”

No se han perdido vidas humanas, pero sí un número incalculable de especies animales y de flora. 

“Han afectado la fauna silvestre, la biodiversidad y están poniendo en riesgo a las vidas humanas”, agregó al lamentar que los miles de militares, bomberos y voluntarios que intentan controlar el fuego se vean rebasados porque “un día apagan tres incendios, y al día siguiente aparecen cuatro”, lo que demostraría, según Rojas, que “son provocados”.

Según el guardaparques de la reserva San Matías, Ricardo Barbery, una de las especies más amenazadas es la Paraba Azul, que es endémica de Bolivia, porque las palmeras motacú que eran sus nidos han desaparecido. 

En su patrullaje, Barbery dijo haber registrado ejemplares muertos “de tortugas, ‘osos bandera’, monos, tejones, antas y urinas”, además de ganado vacuno y caballos.

También alertó sobre las amenazas al patrimonio histórico de la zona del pueblo Concepción, donde hay un templo jesuita del siglo XVII y el humo cubre desde hace varios días a esa población.

“Lo peor es que no dan con los culpables”

La dirigente indígena de 16 comunidades chiquitanas, Nardy Chicar, que reside en la localidad turística de Roboré, dijo que desde julio está en alerta permanente, sin tranquilidad, para sofocar el fuego e impedir nuevos incendios cercanos “porque no estamos a salvo”.

“Lo peor es que no dan con los culpables”, dijo la dirigente al apuntar a los grandes productores de oleaginosas como los responsables de la mayoría de los incendios provocados para ampliar las tierras de cultivo.

También dijo que parte de la culpa la tienen las comunidades agricultoras de menonitas de la zona y de los “interculturales”, que son grupos de migrantes campesinos que recibieron tierras del oficialismo.

La dirigente ve un gran riesgo de expansión del fuego porque centenares de comunidades chiquitanas, según dijo, no han tenido la capacitación para la contención y “es triste ver como el fuego está quemando sus viviendas”.

“La deforestación ha causado la sequía y, eso ha dejado en los bosques un combustible seguro para las quemas”, apuntó.

En un acto realizado en la zona de la Chiquitania, afectada por los incendios, el viceministro de Defensa Civil, Juan Carlos Calvimontes , dijo que se han realizado 170 denuncias, pero solo cuatro personas está detenidas y tres fueron liberadas pese a haber sido detenidas infraganti.

En las próximas horas, según el viceministro, se emitirá una reglamentación para poner en vigor un incremento de las multas por hectárea quemada, que es de apenas 0,20 centavos de dólar a una cifra equivalente entre 68 y 140 dólares, para desincentivar las quemas como método agrícola.

La activista Erika Baya, de la organización Alas Chiquitanas, que desde el 2019 agrupa a voluntarios para trabajar contra los incendios, acusó al gobierno de “intentar minimizar” la gravedad de los incendios como, según dijo, ocurrió cuando dio por controlado el incendio en San Matías, aunque los mismos guardaparques informaban de lo contrario. 

Asimismo, criticó que Bolivia como país opte por un modelo que estimule la expansión de los cultivos a costa de perder bosques primarios en la región de Santa Cruz, hasta situarse como el tercer país del mundo con mayor pérdida forestal en 2023, después de Brasil y el Congo, según el informe Global Forest de ese año.

Llamó la atención sobre el hecho de que la deforestación está causando sequía y la gente de las regiones de Santa Cruz afectadas cada año por los incendios caminan, según dijo, hasta 20 kilómetros para recoger agua “y ahora no saben si usarla para tomar o para apagar el fuego”.

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