Este 14 de marzo se realizó el tercer vuelo de prueba desde las instalaciones centrales de Boca Chica (Texas, Estados Unidos) a las 14:25 hora española peninsular.
El vehículo Starship y su propulsor Super Heavy forman el cohete más alto y poderoso del mundo. Cuando se apilan juntos, miden 122 metros, con la primera etapa impulsada por 33 motores Raptor, mientras que la etapa superior Starship lleva seis Raptors.
El vuelo de Starship superó los 48 minutos antes de que la señal de la cámara a bordo desapareciera. Las últimas imágenes, registradas a entre 92 y 75 kilómetros de altura mostraban cómo el plasma rodeaba la nave. Sin embargo, no hubo amerizaje en el Océano Índico como estaba previsto, lo que apunta a que la nave pudo desintegrarse por el calor extremo que se produce por la fricción durante el reingreso en la atmósfera.
Pese a que cuando llegó el momento de hacer el reingreso a la atmósfera terrestre, la comunicación se cortó y, momentos después, los controladores de la misión confirmaron que habían ‘perdido’ a Starship durante su descenso a más de 25.000 kilómetros por hora.
Al final, a pesar de que dicho cohete no sobrevivió a las duras condiciones durante su reingreso, el tercer vuelo de prueba cumplió varios de sus objetivos para preparar el terreno de Estados Unidos hacia la conquista lunar con las misiones Artemis de la NASA.